El perfeccionismo nos mantiene en la ilusión de creer que lo único válido en nuestra vida es lo que está por venir. Esto nos dificulta y aleja de lo que está ocurriendo realmente en el momento presente.
Envueltas en la maraña de la búsqueda incesante de mejorar, perpetuamos el sentimiento de que lo que ya estamos viviendo no es digno de disfrutarse plenamente. Un hito tras otro, vamos construyendo una vida basada en el logro y la adquisición de metas, más que en el disfrute del propio camino.
Así, quitamos la importancia a lo que ya está accesible en nuestras vidas y confundimos “hacer bien las cosas” con la necesidad aprendida de ser valoradas por los demás. Y de esta forma entramos en una maratón de pruebas que ir sorteando, dándonos el mérito por todo aquello que alcanzamos con esfuerzo y sacrificio, e invirtiendo una gran parte de nosotras en que el decorado que construimos en nuestra mente perfeccionista se haga realidad.
Sin embargo, metidas en el ajetreo cotidiano, es habitual no darnos cuenta que este “sueño dorado” a veces está más cargado de nuestro aprendizaje infantil de recibir recompensas externas, que del encuentro con nuestras verdaderas necesidades internas. Y es que la perseverancia y el buen hacer no están reñidos con el disfrute. Pero si basamos nuestra vida en la incesante búsqueda de ser reconocidas por “lo bien que hacemos las cosas”, o lo que nos ajustamos a los valores familiares o sociales predominantes, acabamos perdiéndonos en los otros, sin llegar a acceder a lo que nos es realmente importante.
En ocasiones, este estado de esfuerzo constante puede dar lugar a obsesiones y personalidades en búsqueda permanente de control en cada área de la vida. Si acostumbramos a nuestro sistema nervioso a “estar a gusto” en un estado de alerta y exigencia permanentes, nuestra salud física y emocional tarde o temprano nos pasará factura.
En el programa de terapia individual LA SENDA HACIA TU CORAZÓN© trabajamos cómo valorarnos a nosotras mismas, abrazar lo que llamamos “imperfecciones” y reconocer nuestra absoluta perfección.
Un abrazo,
Marta
Marta Labrador Pavón
Psicóloga y Facilitadora Grupal. Creadora de Calma Esencial.