Con frecuencia hablo de caminar, de la importancia de atender cada uno de nuestros pasos, de sentir cada pisada, cada parada, cada impulso nuevo que nos invita a ir hacia adelante, a parar o a volver hacia atrás.
Sin embargo, es habitual que vayamos de un lado a otro sin prestar atención a lo que estamos haciendo realmente. Las prisas, la inercia, la atención puesta en el destino y no en el recorrido nos hace quitar la importancia a cada paso, a lo que ocurre en cada instante, a la importante labor que ejercen cada una de nuestras articulaciones, nuestros músculos, nuestros huesos. Sólo cuándo tenemos una lesión nos damos cuenta de cuánto hace por nosotras cada una de nuestras partes, de como el cuerpo coopera en todas sus extensiones, de cómo se ajusta para que todas lleguen a “buen puerto”, haciendo lo necesario para moverse y actuar.
Caminar por caminar puede hacernos perder la perspectiva, y alejarnos de lo que nos es verdaderamente importante. Por eso, ejercitar nuestra atención en cada pisada nos ayuda a ralentizar y tomar consciencia no sólo de hacia dónde vamos, sino también de dónde en cada momento se está.
Practicar prestar atención al caminar, te ayudará a reajustar la marcha cuando sientas que has perdido el rumbo, que no sabes hacia dónde vas. Te puede ayudar a tomar consciencia, a ir más despacio. A mí también me sirve para aminorar la velocidad de la mente, calmar mi sistema nervioso o combinarlo con la meditación sentada y algún otro trabajo psico-corporal.
Caminante sí hay camino, el de tu corazón al palpitar.
¡Feliz práctica!
Marta
Marta Labrador Pavón
Psicóloga y Facilitadora Grupal. Creadora de Calma Esencial.
