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Compasión y felicidad

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Los estudios de la psicología y el cerebro de las últimas décadas reafirman los beneficios de cultivar la autocompasión o compasión por nosotras mismas. Concentrarse en la bondad hacia una misma o los demás estimula zonas del cerebro y el cuerpo que inducen a la salud y el bienestar.  

Podemos entrenar el pensamiento para desarrollar sentimientos de seguridad, aceptación, calma y satisfacción transformando los bucles y tendencias negativas de la mente. La compasión nos permite mejorar nuestra relación con nosotras mismas y con los demás, partiendo de la aceptación y el autocuidado.

Los investigadores han descubierto que la bondad, el apoyo, el ánimo y la compasión de los demás tienen un gran impacto en nuestro cerebro y el resto del cuerpo. La manera en la que nos relacionamos unos con otros es fundamental para nuestra salud global. 

Tanto o más importante es cómo me trato y me relaciono conmigo misma desde mi pensamiento, palabra o acción. Las cosas que me digo interna y externamente o el cuidado que me ofrezco día a día son relevantes para propia salud física, mental y emocional. 

Tal y como desde hace siglos subrayan las antiguas tradiciones  y enseñanzas espirituales, el amor, la compasión, la amabilidad y la bondad, son caminos hacia la felicidad y el bienestar. Atendiendo a nuestra guía interna de autocuidado y entrenamiento compasivo de la mente podemos acceder al poder sanador de la autocompasión.

La práctica del cultivo de la compasión, hacia los demás o hacia uno mismo, nos permite acercarnos a la vulnerabilidad desde un lugar de apertura y escucha. Nos permite integrar las circunstancias dolorosas de una manera más amable, cálida y respetuosa. Nos invita a descubrir el poder sanador de una mirada compasiva y amorosa.

La compasión es una respuesta humana ante la percepción del sufrimiento. No es una emoción o un pensamiento. Tampoco es una acción. Se trata más bien de un proceso multidimensional, cuyos  componentes nos predisponen a una apertura ante el sufrimiento y la motivación de querer aliviarlo.  

La aplicación de prácticas compasivas en terapia, ofrece una mirada al sufrimiento propio y ajeno con grandes beneficios para nuestra salud: física, emocional y relacional.  Nos ayuda a abordar tendencias de comportamiento profundamente arraigadas como la ansiedad, el miedo o la autocrítica.

Un abrazo,
Marta

Marta Labrador Pavón

Psicóloga y Facilitadora Grupal. Creadora de Calma Esencial.

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