Un paisaje repleto de flores no podría darse si cada una de ellas no mostrase su particular colorido. No habría bosques si no se agrupasen los árboles. No existiría la playa de arena sin cada granito en su orilla.
Ni tendríamos ríos u océanos sin millones de gotas de agua juntas. Esta es la importancia de cada particularidad, de cada individualidad, de cada parte y segmento.
Cada persona igualmente tiene un gran valor para el resto, aunque no lo sepamos, formamos parte de un paisaje que da un sentido colectivo a nuestro particular modo de estar en el mundo; se ser y pertenecer. Pero ¿qué grano de arena soy? ¿cuál es mi color florido? ¿en qué playa refresca mi gota de agua?…
La participación de cada persona en la transformación social y medioambiental parte de un trabajo de autoconocimiento y restructuración interna propia. Cada individuo aporta su propia evolución a la evolución colectiva y planetaria.
Creo que la humanidad actual, desde lo individual a lo colectivo, necesita hacer cambios en sus estructuras físicas, mentales, emociones, relacionales y espirituales para vivir en mayor armonía, salud y bienestar. La crisis medioambiental también habla de nuestros ecosistemas humanos, de nuestros organismos, de nuestras propias crisis internas.
La Naturaleza me inspira a percibir a cada persona y cada grupo como un ecosistema vivo, en permanente relación y transformación. Acompaño en la observación de estos ciclos dinámicos y en las dificultades que puedan surgir en cualquier parte del camino.
Eres Naturaleza. Somos Naturaleza. Juntas, Juntos, Sanamos.
Un abrazo,
Marta
Marta Labrador Pavón
Psicóloga y Facilitadora Grupal. Creadora de Calma Esencial.