Nuestros legados familiares y culturales nos transmiten generación tras generación una ruta que ya está escrita acerca del recorrido que ha de seguir nuestra vida, y que se supone que es la “adecuada” para cada una de nosotras.
Esta ruta que es tomada de manera inocente e inconsciente en nuestra infancia e incluso antes de nacer, va marcando cada paso, cada experiencia, con la misma inercia con la que anochece y amanece después a un nuevo día.
Sin embargo, en algunos tramos del camino pueden aparecer señales que internamente nos hacen sentir que hay algo que no nos pertenece verdaderamente, que quizá lo que estamos viviendo no acaba de convencernos, quizá forma parte de lo que otros han querido para nosotras, quizá que estamos repitiendo lo mismo que hicieron algunos de nuestros progenitores o quizá sólo nos comportamos tal y como hemos aprendido a adaptarnos a las propias circunstancias familiares, a los conflictos, al amor, al dolor; lo mejor que hemos sabido.
Cuando estas señales aparecen, a veces a través de síntomas físicos o emocionales, estamos teniendo la oportunidad de revisar si el camino que hemos trazado es el que queremos seguir pisando, o quizá es el momento de echar un vistazo a estas estructuras y reevaluar.
¿Estoy siguiendo mi propio camino? ¿estoy atendiéndome a mi misma? ¿estoy buscando sólo hacer feliz a los demás? ¿hago siempre lo que se espera de mi? ¿puedo priorizarme sin sentirme culpable? ¿qué es realmente lo que mueve mi vida?
Estas y otras preguntas pueden acercarnos a nosotras mismas.
Te invito a tomarte unos minutos para ti.
Aunque sólo sea por variar…
Cuando ocupo mi lugar, todo se calma.
Marta
Marta Labrador Pavón
Psicóloga y Facilitadora Grupal. Creadora de Calma Esencial.